La imparcialidad como pilar fundamental en los organismos de evaluación de conformidad

Imparcialidad GMS

8/27/20252 min read

En el competitivo entorno actual, donde la calidad y la confianza son moneda corriente, los laboratorios de ensayo y los organismos de inspección enfrentan un desafío constante: mantener una reputación intachable.

En el centro de esta reputación se encuentra un concepto fundamental que trasciende las competencias técnicas y las capacidades operativas: La imparcialidad.

¿Qué entendemos por imparcialidad?

La imparcialidad, en el contexto de las normas ISO 17020 e ISO 17025, se define como la presencia de objetividad, entendida como la ausencia de conflictos de interés o su resolución de forma que no influyan adversamente en las actividades del organismo. En términos prácticos, significa que las decisiones técnicas se toman basadas exclusivamente en evidencias objetivas, sin influencias indebidas de carácter comercial, financiero o de otra índole.

Un laboratorio acreditado bajo ISO 17025 o un Organismo de Inspección acreditado bajo ISO 17020:2012 debe poder demostrar que sus decisiones técnicas no están influenciadas por presiones comerciales o financieras, y que su personal actúa libre de cualquier presión indebida.

Desafíos contemporáneos

En un mundo cada vez más interconectado, los organismos de evaluación de la conformidad enfrentan nuevos desafíos a su imparcialidad:

  • Presiones económicas en tiempos de crisis: La tentación de flexibilizar criterios para retener clientes.

  • Digitalización: Nuevas formas de presión o influencia a través de canales digitales.

  • Globalización: Diferentes expectativas culturales sobre la independencia y objetividad.

  • Servicios integrados: La oferta de paquetes de servicios que pueden comprometer la independencia.

Para GMS NDT

La imparcialidad no es meramente un requisito normativo para la acreditación bajo ISO 17020 o ISO 17025, sino un pilar fundamental de la integridad y credibilidad de los organismos de evaluación de la conformidad. En última instancia, es lo que garantiza que los resultados de ensayos e inspecciones sean confiables para todas las partes interesadas, desde organismos reguladores hasta consumidores finales.

En un entorno donde la confianza es un activo invaluable, invertir en robustecer los mecanismos de imparcialidad no es solo una obligación normativa, sino una estrategia de negocio inteligente y sostenible.

La verdadera pregunta no es si ¿podemos permitirnos invertir en imparcialidad?, sino ¿podemos permitirnos no hacerlo?